Redacción
Un nuevo método permite convertir cuchillos, cucharas y tenedores de plástico biodegradables en una espuma que puede utilizarse como aislante en paredes o en dispositivos de flotación.
Se supone que los plásticos biodegradables son buenos para el medio ambiente. Pero como están hechos específicamente para degradarse rápidamente, no pueden ser reciclados. Por ello, los investigadores –adscritos a la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda– colocaron los cubiertos, que antes se consideraban de plástico “no espumable”, en una cámara llena de dióxido de carbono. Al aumentar la presión, el gas se disolvió en el plástico.
Cuando liberaron repentinamente la presión en la cámara, el dióxido de carbono se expandió dentro del plástico, creando espuma. El autor, Heon Park, dijo que el proceso es como abrir una lata de refresco y liberar la carbonatación. Sus hallazgos se publican en Physics of Fluids.
“Ajustando la temperatura y la presión, hay una ventana en la que podemos hacer buenas espumas –señala Park–. No es que todas las temperaturas o presiones funcionen. Hemos descubierto qué temperatura o qué presión es la mejor para convertir esos plásticos no espumables en espumas”.
Cada vez que se recicla el plástico, pierde un poco de su fuerza. Las espumas son un nuevo material ideal, porque no se les exige resistencia en muchas aplicaciones.
“Cada vez que reciclamos, degradamos los plásticos –subraya Park–. Digamos que tenemos una cuchara biodegradable. La usamos una vez y la reciclamos para hacer otra cuchara. Puede romperse en la boca”.
La estructura ideal de una espuma depende de su uso final. Las espumas voluminosas, que tienen bolsas de aire grandes o abundantes, son buenas para las boyas. Los investigadores descubrieron que, al contrario de lo que se pensaba, las presiones de cámara más bajas conducen a espumas voluminosas.
Hacer que los plásticos biodegradables sean reciclables podría aliviar parte del problema de la contaminación global. Aunque los materiales biodegradables acaban descomponiéndose en la naturaleza, es aún mejor para el medio ambiente que los plásticos puedan reutilizarse.
Los plásticos biodegradables y reciclables pueden utilizarse más de una vez, pero también suponen una menor amenaza para el medio ambiente si acaban en los océanos o en los vertederos. El equipo cree que este proceso podría aplicarse a gran escala. “Podemos ampliar las aplicaciones de la espuma a muchos plásticos, no sólo a este”, asegura Park.