Unión Europea apoya a México en la transición verde e inclusiva

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Nuestra nación tiene el compromiso de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero en 30% para 2030, si hay recursos adicionales de fondos internacionales se puede llegar al 35 o 40%, dicen especialistas

México y la Unión Europea (UE) consideran que es importante disminuir el impacto del ser humano en el planeta y que, al realizar la transición energética, se debe dar lugar a la inclusión social, empleos de calidad y a una formalización del trabajo, aseguró el director general de Asociaciones Internacionales de la Comisión Europea, Félix Fernández Shaw.

De visita en la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, dijo que el viejo continente trata de “cuadrar el círculo” de sostenibilidad económica, medioambiental y social. Y hemos venido a conocer cuáles son las prioridades y dónde se quiere que la UE respalde.

La transición verde e inclusiva es novedosa, señaló. Por ello, no sabemos bien qué funciona y qué no, tampoco si lo que nos sirve le funciona a los demás, por lo que es primordial compartir experiencias, ideas y reflexiones del entorno local.

En la sesión “Oportunidades de Cooperación Unión Europea-México para apoyar la transición verde e inclusiva”, el experto refirió que en aquel continente ese proceso es financiado por el sector público. Queremos invertir en sostenibilidad y aunque tiene que haber rentabilidad económica, también impacto social y medioambiental.

Incorporar tecnología y conocimiento europeo

Trabajamos en inversiones con el gobierno y la sociedad mexicana para incorporar la tecnología y el conocimiento europeo, a fin de que sean lo más inclusivos, generadores de empleo y respetuosos del medio ambiente.

Estamos dispuestos a apoyar financiaciones que resulten más caras, pero que no emitan dióxido de carbono, y ayudar económicamente a las “transformadoras” que generan puestos de trabajo formales y empleen a mujeres, detalló.

Cuando se efectúan (como en la transformación energética, los parques de reciclado de basura, etcétera) se requiere conocimiento. En este caso se brinda soporte para cierta prioridad, como puede ser la descarbonización del transporte o la producción de hidrógeno verde para combustible de barcos, de modo que, al mismo tiempo se genere una cadena de valor en la economía circular, añadió Fernández Shaw.

Se trata de que México utilice la transición verde como un mecanismo que lo proyecte también a la inclusión social. “La sostenibilidad es exactamente lo que hay que hacer. No nos podemos basar solamente en la rentabilidad económica, sino en la social y el cuidado del planeta”.

Europa dispuesto a ayudar a México

No obstante, eso cuesta dinero. Es más fácil producir energía como siempre se ha hecho, que hacerlo de una manera nueva; es más sencillo el cambio energético con puestos informales, que con los formales (que pagan impuestos, tienen seguridad social, etcétera); y cuesta menos no tener mujeres en el trabajo, porque así tampoco se requiere una política de cuidados, pero “eso no es lo que queremos”, aclaró.

Lo que estamos hablando con el gobierno mexicano y con las empresas europeas que invierten aquí, abundó, se refiere a cómo hacer para que la República mexicana y esos capitales sean el modelo de sostenibilidad que todos queremos.

Fernández Shaw apuntó que el mundo, como está concebido ahora, no es sostenible ambientalmente y tampoco es correcto socialmente. Por tanto, los jóvenes deben empezar a hacerse preguntas, entender cuáles elementos mueven al planeta y expresar lo que piensan que no funciona y lo que hay que cambiar; “nosotros debemos ayudarles”.

La universidad es el lugar donde se transfiere conocimiento y uno brinda a la gente joven, para su vida adulta, las herramientas que les permiten hacerse las interrogantes adecuadas.

“Que nosotros, europeos, mexicanos, profesionales, diplomáticos, financieros, vengamos a la universidad es muy bueno, para que ellos escuchen que no hay una sola verdad”. Todo eso es importante porque van a decidir si mañana México avanza hacia el verde, gris, azul, femenino o inclusivo, acotó.

Preocupa tema ambiental en AL

Fernández Shaw expresó que en América Latina y el Caribe el tema ambiental preocupa demasiado. Eso es esencial para comprender lo que tiene que hacer; esa nación cree en la transformación medioambiental y quiere que esta impulse el progreso y la incorporación, en especial porque padece desigualdad significativa.

Aquí el tema es quién va a pagar esa transformación. En Europa “es entre todos”: los poderes públicos que subvencionan presupuesto, el consumidor y las empresas. México debe preguntarse cómo va a costearla: con impuestos, formalizando la economía o con deuda, por ejemplo, subrayó.

En la reunión -moderada por Christoph Hansert, director de la Oficina Regional del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) en México-, Sara Ochoa León, académica de la FE, manifestó que hay un reconocimiento de la necesidad de acciones conjuntas para resolver problemáticas estimadas globales, como el cambio climático y sus consecuencias.

En este momento histórico, opinó, no es posible pensar si se le debe dar prioridad a los objetivos ambientales o a dificultades estructurales que persisten, como pobreza y desigualdad, en el caso mexicano. “Si la parte de medio ambiente y la solución de problemas sociales se ven en una disyuntiva, podemos empantanarnos”; es clave que lo veamos, como en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, como múltiples crisis (incluyendo cuestiones relacionadas con género, brecha digital y otros pendientes en materia de desigualdad).

La agricultura no es rentable, con la ganadería es área de oportunidad

Saúl Basurto Hernández, también de la FE, rememoró que nuestra nación tiene el compromiso de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero en 30 por ciento para 2030. “Sin embargo, si hay recursos adicionales de fondos internacionales esto puede llegar al 35 o 40 por ciento”. De ahí la pertinencia de iniciativas como Global Gateway, de la Comisión Europea.

El experto analizó que si una economía verde diera tasas de rentabilidad similares o mayores a las que tenemos actualmente, ya habríamos transitado a ese tipo de actividades. Sugirió que en los análisis en la materia se incorporen cuestiones que carecen de un valor en el mercado y “que en economía llamamos externalidades positivas o negativas, para obtener una tasa más adecuada o consistente con un desarrollo sostenible”.

Alertó que la agricultura es una actividad que en sí misma no es rentable; empero, junto con la ganadería, si se lleva a cabo un análisis sectorial, podría ser un área de oportunidad.

También sugirió tomar en cuenta que México es heterogéneo, por lo que hay que pensar distintas maneras para llevar inversiones a cada lugar; “podemos tener la estrategia, el dinero y estar listos, pero la aceptación social es relevante, como se ha visto en parques eólicos del sur”.